miércoles, 23 de febrero de 2011

PARA LOS INTERESADOS




Ofensas, ataques personales, maledicencias, envidias y puñaladas traperas por la espalda, por el simple afán de hacer daño. No hay ataque justificado, ni acto rastrero que pueda ser dignificado. Es muy fácil causar dolor, herir física o emocionalmente a un semejante, la mayor parte de las veces amparados en la cobarde máscara del anonimato. La sonrisa gozosa y triunfal del verdugo es un veneno que acabará contaminando su vida, así que no vale la pena añadir "más veneno al veneno".





"Jamás habrá paz si dividimos el mundo en dos campos, incluso entre el violento y el no violento, y permanecemos en uno de estos campos atacando al otro" (Ayya Khema).













En el budismo se practica una forma de meditación benevolente que ayuda a "sentir el perdón", no solamente desearlo. Se llama "Metta". Aquellos que cultivan el “Metta” consiguen alejarse del rencor y la hostilidad.
En el cristianismo se ora pidiendo por nuestros enemigos o por uno mismo cuando la ira invade nuestra mente. Hay una bella oración denominada: "La oración del corazón".

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